sábado, 29 de septiembre de 2007

CAPITULO 7: MIEDO

Sonidos industriales, ordenadores, maquinas prensoras, fusionan miembros metálicos,sueldan viejas partes de motores y las transforman en cuerpos, factoría de reciclaje cibernético, Moon contempla como sus dos escogidos, sus dos futuros asesinos, van cobrando forma, mientras el vapor de los pistones aumenta
su intensidad, los fetos son insertados dónde debería haber una cabeza, impulsos eléctricos y sondas penetran por sus reducidas espinas dorsales y conectan el sistema nervioso central al mecanismo computerizado de movimiento de sus nuevos cuerpos, grandes, fuertes, oscuros, artificiales. Un aviso surge en un holograma de color rojo en el panel de fabricación, Moon pulsa una tecla de confirmación con su huesuda mano metálica, una trampilla asciende, mientras que el vapor lo embarga todo, sumiendo al ejecutor oscuro en la niebla, dos formas se mueven entre ese ofusco conjunto de humo. Cuerpos inmensos, de 2 metros de altura, un visor rojo en forma de gran ojo emite un rayo de luz infrarroja que corta la fina capa gris latente en la estancia, los sonidos de sus pisadas son atemorizantes, y Moon, con su sonrisa desdentada de bebe, los observa, con la mirada de un adulto con cuerpo de recién nacido decrépito encerrado en esa jaula de cristal, con su visor metálico, contempla sus dos asesinos, los seekers, y ellos lo contemplan a él, en uno de sus brazos,cada uno,porta una inmensa cuchilla dentada, lista para rebanar cuerpos, para exterminar clones. Moon camina, los seekers, le siguen, se abre un panel direccional hacia el exterior, los 3 salen de la factoría, Moon envía un mensaje a la Gran Madre, estan preparados, estan acabados, listos para iniciar la búsqueda. Un mensaje de confirmación llega a la cabeza del bebe ejecutor, del metálico y gris suelo se abren paneles de dónde surgen maquinas, maquinas que comienzan a ensamblar en aquellos 3 cuerpos metálicos, oscuros, huesudos pero fuertes, extensiones, soldan alas, placas de protección gruesas, motores, cientos y cientos de máquinas reconvirtiéndolos, a los asesinos, en vehículos aéreos, espaciales, cuando finalizan, poco queda reconocible de su anterior aspecto, ahora, armados con corazas espaciales, estaban preparados para dar caza, en el panel de Moon, figuran las coordenadas de navegación: Sistema Nervis 9. Los motores de los tres cazadores hacen ignición, y despegan, rompiendo el cielo, velozmente, con sus negras carcasas metálicas, los tres bebes abortados, encerrados en esos cuerpos de ejecutor de metal, recorren el espacio ahora, armados y sedientos, de acabar con los clones, perdiéndose en la infinidad del espacio, oscuro como ellos, a la búsqueda de la razón de su existencia, acabar con la propia existencia de otros.
En la sección 4, Hoguban, sus habitantes estaban tensos, a lo largo de todo su periplo en el reinado de Ishtar, habían presenciado como cada una de las secciones, había ido desapareciendo, una por una, vivían en tiempos de crisis, una crisis a la que se habían habituado, cada vez que presenciaban una partición, solo rezaban para que la suya no fuera la próxima, no tenían miedo, había sido substituido por la sumisión,la total aceptación de que ellos serian los siguientes algún día. Rezaban por rutina, por habituamiento, más que por sentimiento. Pero en los últimos tiempos, la erradicación de secciones había aumentando significativamente, lo cual había generado controversias acerca de la supuesta efectividad de sus rituales y rezos. Sus cabañas, conformadas por la Marmitra, el material que ellos fabricaban, transparentes, sujetos a la observación constante, al control, la ùnica vía que tenían para poder reunirse entre ellos, era mediante la telepatía, su lenguaje era gestual y emocional, no tenían boca, carecían de un aparato resonador para generar sonido y de cuerdas vocales para articular palabras, su forma de comunicación residía en la riqueza de sus expresiones. Él único lugar que permanecía inaccesible a los Sabhtaks, era la zona subterranea, dónde las hembras segregaban los fluidos necesarios para la fabricación de la Marmitra, allí, muchas veces, las mujeres, celebraban reuniones mentales entre ellas, mientras los guardias velaban ignorantes de todo lo que acontecía allí dentro.
En esas reuniones, esas charlas, daban lugar a la generación de interrogantes, la raza de los Hogubanes, sólo vivía para crear Marmitra, para trabajar, para los Sabhtaks, no tenían permitido por su religión acceder a ningún tipo de información, a relacionarse con razas de otras secciones, quien lo hiciera moriría. Todas las hembras eran destinadas a la zona subterranea, independientemente de la edad que tenían, eran trasladadas y entubadas, durante varias horas, por su zona sexual, para absorver fluidos y generar materia prima para su explotación. Los Hogubanes machos, se encargaban de la reproducción y manipulación de la marmitra, lo cual equivale a decir que la sección 4, era una población conformada como una factoria . Pero las hembras habían comenzado a desvariar en sus pensamientos, querían rebelarse contra los Sabhtaks, muchas únicamente fingían, muchas estaban unidas, esperando el momento oportuno, con sus fluídos sexuales, habían creado armas, espadas, cuchillos, escudos, hechos de marmitra, ocultos en una de las multiples secciones de la zona subterránea, un armamento listo para una revolución, entre hombres y mujeres, podrían conformar un buen ejercito, ellas, mentalmente, entrenaban su cuerpo, ellos, con el esfuerzo fisico de construír las placas de marmitra, pulirlas, mezclarlas con otros componentes y construír, también se mantenian en forma. Una revolución, era posible. La pregunta, era, cuando. Kyr, el líder de los Hogubanes, había declarado una asamblea mental, después de finalizar la jornada de trabajo, todas las mentes se reunieron, conformando un mar de susurros y voces, solo perceptible para los habitantes de la sección 4. Kyr comentó que de existir un Dios llamado Lonestar, si existiera un ser que velará por ellos, no permitiría que sufrieran todos esos males, había algo que escapaba a la comprensión de todos, y era el momento de averiguar que estaba ocurriendo, antes de que ellos fueran los próximos. Averiguar quienes eran los Sabhatks, y liberar a todos de su opresión.
Rash, un joven Hoguban, atendía con atención las palabras de Kyr, su padre, siempre lo había admirado, le había inculcado valores de respeto y tolerancia, y haría cualquier cosa por asemejarse a él, le atendía mientras estaba sentado, en su cabaña de marmitra, mientras su madre llegaba de la jornada de trabajo en la zona subterránea. Su padre, estaba en el exterior, concentrado, observando la inmensa catedral del cada vez menos extenso Reino de Ishtar, mientras concentrado, emitía su pensamiento colectivo al resto. Les dijo que no tuvieran miedo, les dijo que a su señal, sería el momento de revelarse. Después de la asamblea, todos los Hogubanes se reunieron para su alimentación colectiva, la ampliación emocional, todos los seres se juntaban en un círculo, abrazados, y se alimentaban de sus emociones, de eso se alimentaban, de eso vivían. Entrelazados entre ellos, con sus ojos amarillentos repletos de paz y sus desgastadas vestiduras blancas, los Hogubanes comenzaron a emitir energía y a alimentarse, y fué en ese instante, cuando sonaron las campanas de la Catedral de Ishtar, las inmensas campanas que convocaban a todos los habitantes del reinado cuando los Sabhtaks iban a hablar a la población. Los Hogubanes detuvieron toda actividad, y iniciaron el camino hacia la Catedral, los habitantes de Onstopia, hicieron lo mismo, en Capilot, unos lloraban la muerte de Mauah, los más ancianos, y otros, vitoreaban a Mowah, el nuevo líder, el nuevo sabio, vestido con los ropajes de quien fué su maestro, orgulloso y solemne, portando la llave de rubí, sonreía plácidamente, consciente de su poder, de su dominio, mientras desde el balcón de la Catedral que apuntaba a Capilot, contemplaba como los Hogubanes y los Onstopianos se acercaban lentamente.
Mowah pulsó un diamante incrustado en la barandilla pétrea del balcón y un panel de rubí apareció entre la roca, un panel que proyectaba su voz a todos y todas, el joven y ambicioso Sabhtak habló, con los brazos en alto:

- ¡Ciudadanos de Ishtar, tengo una lamentable notícia que comunicaros a todos!¡ El sabio Sabhtak Mauah, pereció ayer trágicamente en un accidente! Su legado y buen hacer será recordado y permanecerá en el corazón de todos, al igual que sus elecciones, que tanto han favorecido a todos a que este reinado prosiga con el transcurso de los tiempos! ¡Y yo Mowah, descendiente de Mauah, me declaró heredero de su linaje y traspaso de todos sus poderes para el beneficio del Reinado de Ishtar y sus habitantes, por el honor de Ishtar y los poderes que me ha concedido nuestro Dios Lonestar y bajo la promesa del Bekhasim, prometo a todos y todas que haré de este reinado, un mundo mejor, y estaremos orgullosos de pertenecer y trabajar para el nombre de Lonestar!

Los guardias aplauden y vitorean al nuevo lider, los habitantes de Onstopia y Hoguban, se arrodillan, chocados, percibiendo que algo se apróxima, algo que cambiará sus vidas, para bien o para mal.Rash agarra la mano a su madre, su madre, agarra el brazo de Kyr, mientras contemplan como, de la Catedral, surge un ataud, conformado de rubí, dónde dentro esta el cuerpo inerte de Mowah, que despega, volando hacia el universo, perdiéndose en el cielo, como una estrella más de color rojo ante la brillante mirada de Mauah, sediento de poder, observando a sus habitantes, sus súbditos, sus esclavos.Su reinado, acaba de comenzar.

El Mantyr sobrevuela el cielo, con sus poderosas alas membranosas, sobrevolando el Reino de Ishtar, atento a todo, con sus miles de ojos ópticos, conformados por paneles simétricos hexagonales divisa, a lo lejos, todo el tumulto de habitantes, agolpados en Capilot, hogar de los Sabhtaks. Utiliza un vuelo irregular y va descendiendo a la tierra, repliega sus alas, llega a las murallas que delimitan Capilot de las otras secciones, en la entrada de acceso hay dos guardias acorazados. Extrae su aguijon retractil, pero medita, el Mantyr medita, no debe dejar señales, resquicios de su paso por allí, coge impulso en el aire, y con el aguijón penetra en la tierra, excavando velozmente, va trazando un túnel subterraneo, penetrando en el territorio de los Sabhtaks, primero por arriba, ahora por debajo, comienza a ascender a la distancia suficiente como para escuchar las voces del Mauah, pasos de los habitantes que retumban en sus oidos como martillos golpeando una roca, la voz de Mauah desde la tierra, removería hasta los muertos. El Mantyr deduce, que ha habido un traspaso de poder, mientras sigue escuchando la voz de aquel ser, aquel Sabhtak despiadado, dando órdenes a sus esclavos:

- ¡ Y bajo mi actual mandato, lo primero que haré será reestructurar las secciones 4 y 5 como una sola!¡ Se terminaron las divisiones, es hora de unificar!¡Es mandato de Lonestar, que el Bekhasim debe cambiar! ¡La profecía se esta cumpliendo, debeís obedecer sino quereís perecer como el resto de razas!
¡Creedme cuando os digo, que grandes cambios se avecinan!

Los habitantes de Hoguban y Onstopia rompen en aplausos, aplausos cubiertos de terror, Kyr mira a su mujer, su hijo, y se plantea si el momento de la revolución ha llegado, y perdiéndose entre el sonido de los habitantes, el Mantyr atraviesa velozmente el túnel cavado hasta que da con la salida, despega, abre sus alas y vuela alto, rápidamente, mientras escucha el grito de los guardias, que se han percatado de su presencia y buscan refuerzos. El Mantyr no mira hacia atrás, planea con toda la fuerza que puede, sabe que lo estan persiguiendo, naves diamantes, los guardias accederian a ellas desde la muralla. El Mantyr atraviesa la zona 5, Onstopia, selvática, se adentra en sus montañas estrechas, intentando disuadir a las naves, le disparan, esquiva zigzagueando entre las rocas, consigue que una nave rubí colisione contra una pared, sólo queda una, puede conseguirlo. El Mantyr sobrevuela con fuerza por un río que conduce a una cascada, se deja caer, la nave rojiza le sigue, le dispara ráfagas cortas, largas, el insecto humanoide va escapándose de todas, es ágil, es fuerte, es buen guerrero, una de las ráfagas le daña una ala, pierde impulso, no puede volar, otra ráfaga le destroza parte de su coraza, impacta contra una roca violentamente, la destroza, su cuerpo se sumerge en el agua del rio, que conduce a la cascada, y desaparece, entre el sonido del agua, mientras la sombra latente de la nave rubí busca algún resquicio de vida, el Mantyr bajo el agua, reza para que no le descubran, mientras intenta contener la hemorragía de la herida, el vehículo con forma de diamante, desaparece, su sombra se disipa, vuelve a Capitol, y el Mantyr, presa del dolor, se desmaya, quedando su cuerpo inerte, flotando en el río, conducido por la corriente, se precipita por la cascada, cayendo, como un tronco, como un objeto sin vida, sumido en el dolor.Mientras, en las profundidades del mar, el mago Magmar, presentía que algo iba mal, intuyó el proceso, mientras Mark IV y Thayza I entrenaban sus dotes mágicas y guerreras, Magmar, sintió el miedo.

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