lunes, 1 de octubre de 2007

CAPITULO 6: ESPERANZA



Los diamantes de rubí reflejaban el centelleo de los ojos de Mauah, el Sabhtak mayor,el más veterano, 200 años llevaba en el Reinado de Ishtar, contemplaba las secciones que quedaban en su dominio, desde su panel de control, hologramas creados a base de cristales reflectantes, detalles de la población, chequeaba
las teclas de piedra preciosa y las iba pulsando lentamente mientras detalles de información de censo, natalidad, mortalidad, edades, iban apareciendo lentamente,
el sonido de los diamantes, vacuos, fríos, rebotando en el silencio de la sala de control, tan recargada y barroca, repleta de estatuas de marmitra y joyas, provocaba un efecto espeluznante que sólo se rompió ante la irrupción de Mowah, el Sabhtak ejecutor, aquel que particionó la sección 2 y 3 con la espada de la condenación,el discípulo espera firme y solemne, con la estoicidad de alguien de su rango a que su sabio líder y mentor, finalice la revisión, el Sabhtak sabio gira su cabeza lentamente, poblada de diamantes, ornamentos dorados afilados, acabados en puntas, como montañas dentadas y con sus ojos frios, insensibles contempla al joven Mauah esbozando una impercetible sonrisa, solo apreciable para los Sabhtaks, invisible para el resto.
Mowah se acerca al aprendiz, le habla, despacio, casi con un susurro, rasgado por una cortina de humo, así sonaba la voz del Sabhtak mayor, le dice que hay que convocar a toda la población del Reinado de Ishtar, le dice que hay que informar de la pérdida de la sección 2 y 3, le dice que ha sido Lonestar, el Dios de todos, quien ha decretado que la gente de esas zonas, debería perecer, como así dictamina el Bekhasim. "Les diremos que la profecía se esta cumpliendo y que deben obedecer a los Sabhtaks si no quieren perecer". El joven Mauah contempla a su líder, las palabras emergen de su interior como la lava de un volcán a punto de estallar, estaba eufórico, ambos, Sabio y discípulo, descendieron de la sala de control desde la circunferencia central, un dispositivo elevador que conducía a todas las salas de la Catedral desde la horizontal y la vertical, iba tambaleándose, flotando en el aire, descendiendo, Mowah, el Sabhtak mayor, manejaba la plataforma con la llave de rubí, una llave compleja, de diferentes espacios, hendiduras y relieves, de dificil recreación, con grabados profundos, sin esta llave no se podía manejar la plataforma, sólo el Sabhtak mayor la tenía, sólo él podía tenerla, el acceso a toda la Catedral de Ishtar, el acceso al poder. El joven Mauah, contemplaba como giraba la llave para mover la circunferencia, y un sentimiento por dentro comenzó a resurgir, sentimiento de posesión, siempre había deseado el poder, hasta ahora había guardado las apariencias, paciente, que su momento llegará, ahora, el Sabhtak mayor, confiaba en él, plenamente, le instruyó en las artes de la tecnomagia, le enseñó a manipular las mentes de la población, la cosecha de la que ellos se tenian que alimentar, de los miedos, los temores de la gente, para sobrevivir, puesto que los Sabhtaks, eran una raza que absorvía emociones de miedo y dolor para nutrirse energéticamente. Condición Sinequanon generar conflictos, miedos, matar, morir, aterrorizar, eso eran ellos, monstruos, así habían nacido, así existian. El joven Mauah, fuerte, vigoroso, luchador, observaba a su maestro, de espaldas operando la plataforma, ya no había respeto en su mirada, no había rigidez, sus ojos se tornaron, la mandíbula se apretó, sus manos se agarrotaron y se abalanzaron al cuello del Mowah, presionandoló, cortando cualquier entrada de aire que pudiera emitir algún sonido, silencio, la plataforma sigue descendiendo, la mano del Sabio, vieja y venosa, se agarra firmemente a la llave, intentando aferrarse a ella como a su vida, su cuello cruge, la cabeza se tambalea de un lado a otro, el joven Mauah sigue apretando, hasta que puede agarrar el cuello de su maestro con las dos manos, rozando sus dedos, mientras esboza una sonrisa, visible, maléfica, ahora él tiene el poder, el sabio cae, lo lanza de la circunferencia, metros y metros y metros hacia abajo, en silencio, dejándose llevar por la gravedad y el peso de sus ornamentos hasta impactar contra el blanco suelo de mármol, desperdigando todas sus joyas, rubies, sus ojos de cristal, diseminados por la Catedral, rebotando en las paredes, mientras un Mauah, joven, de rostro impenetrable por el tiempo, desciende por la circunferencia aérea portando la llave, sonríente, cerniéndose como una sombra sobre el cadaver de su líder, su maestro, su padre.
Thayza I se negaba a ingerir sesos de Marmag, el mago se jactaba de risa de ella, para Mark IV no resultaba óbice alguno sorberlos, al fin y al cabo, ellos eran compuestos de carne, y se alimentaban de ella, no había ningún tipo de restricción moral por la cual él, como clon humano, no pudiera alimentarse de
un semejante, el clon, lo confería como una metáfora del aprendizaje, así se lo había aplicado Marmag, no era una practica del canibalismo lo fundamental de
ese acto, sino la transmisión de conocimiento desde una vía rápida, el tejido cerebral de los magos absorvía la información y se transmitía de generación en generación, entre su raza, era un ritual místico alimentarse del cerebro del mago más sabio cuando este perecía para preservar su conocimiento. A Mark IV
le sorprendía que Thayza I, la guerrera atrevida, tuviera reparos en ingerir semejante substáncia, tal vez tenía que ver la condición sexual, el hecho de que fuera
hembra, la capacidad de generar vida en su interior, lo que fomentara su aprensión a no alimentarse de un igual. Las nanomaquinas de Mark IV, por enésima vez,
no supieron darle respuestas, el clon, comenzó a pensar que estaban verdaderamente dañadas, lo cual le alegraba, puesto que de esa manera, podría sorprenderse,
aprender de una forma progresiva por la experimentación, antes que por el innatismo. Marmag el mago contemplaba como Mark IV, flotando en el interior de su cabeza, su cabeza real, iba sorviendo lentamente la masa encefálica, le advirtió que a medida que fuera desapareciendo ese componente, el se disolveria, no obstante, la absorción de un cerebro de tales dimensiones, recargado por el traspase de energías y conocimientos de todos los hermanos Marmag, requeriría tiempo, sólo a medida que Mark IV fuera aumentando su potencial y conocimientos mágicos, se acelelaría el proceso de asimilación e ingestión, hasta entonces, iba haciendo sesiones, como comidas, únicamente de sesos, mientras Thayza I lo contemplaba con expresión de asco y continuaba entrenando con la espada de coral, era evidente que ella no iba a alimentarse, Mark IV se convertería en mago, Thayza I, seguiría siendo una guerrera, el Mantyr se aproximó a la recreación de Marmag, el sabio, y le preguntó el plan de ataque. Marmag le contempló sonriente, conociendo que su desaparición era inminente pero a su vez con un atisbo de esperanza, y le habló.
- A estas alturas, después de haber erradicado dos secciones, los Sabhtaks no tardarán en anunciar el Benikhasim para atemorizar a toda la población, Mark IV no tardará demasiado en absorver toda mi mente al ritmo que lleva, en ese momento, este lugar, se descompondrá, mi poder de control desaparecerá, necesitareis un medio de transporte, un vehículo para viajar en el exterior.

Magmar no hablaba únicamente al Mantyr, elevó su voz para que tanto Mark IV, como Thayza I se percataran de la situación, y continuó.

- Mark IV,hijo de Lonestar, adquirirás unos vastos conocimientos sobre magia, te harás poderoso, pero, también tienes que aprender destreza en el combate,
el Mantyr y Thayza I te podrán entrenar, teneís que ser uno, una unidad los 3, complementaros, aprended a luchar en equipo, compenetraros, no teneís mucho tiempo...

Magmar comienza a desaparecer, a debilitarse, Thayza I y el Mantyr se aproximan a recolzarlo en sus hombros, mientras Magmar contempla a Mark IV,

- Hijo de Lonestar, pronto mis hermanos y yo, seremos uno contigo, vamos a ganar esta batalla, os ayudaremos, juntos seremos la espada, que derrocará este reino.

Mark IV mira a Magmar y genera una bola de agua con su mano de carne, la solidifica, la convierte en coral y luego en espada, Thayza I lo contempla, Mark IV le responde,

- ¿Seguro que no quieres probar sesos?

Thayza I coge su espada de coral y se aproxima rápidamente hacia Mark IV, abalanzándose sobre él y tirándolo al suelo, colocándole el filo de la espada en el gaznate, Magmar regaña a Thayza I y con una onda de choque los separa a los dos, el sabio se dirige al Mantyr, le dice que salga a la superfície, que vaya con precaución, que investigue la zona y indague sobre la situación actual. Magmar eleva las manos y empieza a retraer todos los nervios ópticos brillantes hacia las
profundidades, mientras el Mantyr, se despide de Thayza I y Mark IV, se cuela por el tubo retorcido y transparente, y sale disparado a toda propulsión envuelto de burbujas, ascendiente, mientras un campo de ojos de Cristal, los ojos de Marmag, van agrupándose, ocultándose a los ojos de cristal, de los Sabhtaks, mismo material, diferente visión, diferente objetivo, diferente misión, el Mantyr abre sus alas y pega sus brazos a los laterales de su robusto tronco con forma de crustaceo y efectua movimientos ondulantes para aumentar la rápidez de ascenso, ahora en la oscuridad, solo se aprecian sus alas membranosas, moviéndose, mientras Mark IV y Thayza I observan desde la cabeza gigante,como ese mensajero desaparece y la mirada de Marmag el sabio, se llena de esperanza, desea que regrese.

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