viernes, 5 de octubre de 2007

CAPITULO 2:LAS SIAMESAS

El atardecer se cernió por toda la cordillera de la sección 2,como un mantel pesado en el cuerpo de un bebé. las siamesas seguían esperando, aún conociendo los motivos del retraso de su anciano padre, ellas aguardaban, aferrándose al menor atisbo de esperanza, la mirada lo había dicho todo, su silencio les indicó su sentencia, el hombre con un solo brazo, el marcado, reposaba en la cama, aún durmiente, su rostro irradiaba paz, las heridas cicatrizadas del lateral de su cara con el reflejo de la luz del sol que atravesaba el cristal de la ventana producía un efecto de contraste con la delicada piel aún indemne de su costado derecho, las siamesas, Sasha y Misha, lo contemplaban, y pensaban, que ahora, ese hombre herido, era responsabilidad de ellas, y que, por ese hombre, su anciano padre, mentor, el hombre que las recogió de su abandono y las acogió en su casa, su hogar actual, había perdido su vida, lo cual denotaba el grado de importancia de la situación.
Mark IV abrió los ojos, volvió a contemplar la estancia en la que se alojaba, no se sentía perdido, esta vez no, lentamente y con dificultad, se fué reincorporando de su regazo hasta que pudo mantenerse en pie, se observa, no esta desnudo, tiene una túnica negra por vestido, la túnica que llevaba aquel anciano, intenta hablar, no puede, tal vez de manera irreversible, camina vacilante inspeccionando el salón, la chimenea esta apagada, no hay nadie, oye sus pasos alimentando el silencio, las plantas de sus pies estan cubiertas por unas vendas atadas a unas cañas que se resquebrajan con el apoyo de su peso en cada losa de barro, el olor de barro, le gusta, abre la puerta de la entrada y las contempla, las siamesas, Sasha y Misha, tienen a un enorme insecto gigante delante, las nanomáquinas del interior del clon le dicen que se trata de un Mantyr, un híbrido entre mamífero e insecto que se extinguió hace mucho tiempo, Mark IV se limita a observar, el árido suelo se empapa de las lágrimas de las hermanas, que yacen arrodilladas al lado del cuerpo inerte de su padre, hay un gran charco de sangre en el suelo,
las chicas le tapan los párpados y cierran sus ojos, ocultando esa mirada de terror que reflejaba su último momento, el momento de su muerte, acto seguido se giran, se levantan y se dirigen hacia el clon, lo contemplan y se crea el silencio, un silencio que habla por la boca de los tres, no hay nanomáquinas que trasnmitan esa información, por primera vez Mark IV, se siente humano, siente emoción, entiende el significado de esa mirada, sabe que tiene que irse, sabe que el anciano ha muerto por su estancia en esa casa, y ha sido porqué ha facilitado información a alguien que ha ordenado su ejecución, es hora de marchar, extiende su mano, su única mano hacia las niñas, las pequeñas mujeres de idéntica cara, ellas le agarran la mano con fuerza, lo suben encima del Mantyr, encima del lomo aún reposa sangre reseca del anciano, el clon no puede evitar tocarla, sangre real, sangre de un humano real, las niñas lo miran despidiéndose de él, le indican al insecto algo, algo que las nanomáquinas por segunda vez no logran descifrar, el Mantyr recoge sus patas, coge velocidad, empieza a extender sus alas membranosas y repletas de preciosos dibujos abstractos, mientras lentamente las gotas comienzan a bañar su coraza crustácea y la sangre de Ahroz, su mejor amigo, su único jinete, se va disipando ante la atenta mirada del clon, y a medida que va cogiendo altura, Mark IV, el clon de ultima generación, mira hacia abajo, mira a Sasha y Misha, siguen observándole, mientras se pierde en el cielo, nadando en la tormenta, hacia un destino indescifrable, las chicas permanecen estoicas, y no es hasta que lo han perdido totalmente de vista cuando comienzan a movilizarse, rápidamente hacia el conjunto de hogares verticales, adheridos en las paredes de las rocas de las montañas, el clon desearía saber hacia dónde se dirigen, desearía saber porqué no han ido con él, le inquieta hacia dónde va, si es predeterminado, si va a ser abandonado, el Mantyr no dejaba de volar, poco a poco, la temperatura fué bajando, tenía frío, se aferra a su túnica, y busca calor en el frío lomo del insecto gigante, tiene la sensación que estan distanciándose muchísimo, tiene la sensación que esta viajando a otro planeta,pero continuan en el mismo, la lluvia ha cesado, solo hay niebla, niebla y mar, un inmenso mar se abría de par en par, ausencia total de tierra, el Mantyr inicia su descenso hasta reposar tranquilamente en el agua, a medida que avanzaban la niebla iba disipándose hasta que Mark IV contempló con sus ojos artificiales una visión, una visión gigantesca, un enorme ojo del color del cielo lo observaba a él y al insecto, un ojo que no cesaba de llorar, sus lágrimas generaban olas, sus olas se unian al mar, el Mantyr retrocedió, habían más ojos dispersos, lagrimantes, aquel lugar, era un mar de lágrimas, de tristeza, de alegría, era imposible de discernir, las nanomaquinas del interior del clon no supieron dotar de ninguna información a aquel cuadro, aquella visión redundante de ojos gigantes, el clon quería hablar, quería comunicar, se veía limitado, entonces pensó, que no necesitaba verbalizar, y recordó la mirada de las niñas, recordó como las entendió sin rechistar, simplemente prestándoles atención, y poniéndose en pie encima del Mantyr se quedó observando a uno de esos ojos, la pupila se dilataba y se contraía captando el movimiento leve de Mark IV y su montura, el clon se concentró, pensó que deseaba saber que hacia allí, transmitió su miedo, su necesidad de respuestas y el ojo, aquel inmenso ojo, dejo de llorar y se cerró, y cuando se volvió a abrir se vislumbró un tunel, una entrada a un lugar, desconocido para él, desconocido para bien o para mal, el humano artificial le dió unos ligeros golpes en la cabeza del Mantyr y empezaron a avanzar hacia el interior, y a medida que avanzaban una luz les acogía, una luz cálida totalmente opuesta al frío gélido, y mientras se embargaban de esa candorosa bienvenida, ambos, jinete e insecto, caían en un estado de sueño hasta que el párpado del ojo sin dueño, se cerró y se hundío en el mar.
Las siamesas corrían apresuradamente hacia los hogares de la sección 2, la tierra, el lugar dónde vivían, el lugar que tenían que defender, el lugar dónde encontraron la felicidad, se detuvieron en una escalinata de piedra y pulsaron unos resortes, al accionarlos, unos mecanismos primitivos conformados por tuercas talladas en piedra y madera empezaron a movilizarse, las casas de piedra, empezaron a cambiar de posición, alineándose todas en una línea vertical perfecta, empezaron a descender por una vía férrea camuflada en la montaña, como si de una enorme cremallera se tratase hasta posicionarse en tierra, de la cúpula de las casas, esas grandes protuberancias, emergieron cañones, tubos de piedra, que apuntaban hacia el cielo, la sección 2, la tierra había sido antiguamente la zona de entrenamiento de los cazadores, y estaba repleta de artilugios y armas de defensa camufladas, creadas por los propios cazadores en sospecha de alguna traición que podría producirse entre alguna de las particiones,ellas sabían a lo que se exponían, la mirada de Arhoz, su padre, se lo había indicado todo, si su padre murió, no tardarían demasiado en ir hacia la sección 2, ya abandonada y dejada, habitada por unos pocos cazadores retirados, solo sería cuestión de tiempo, se activó la sirena de alarma, los cazadores que habitaban por los alrededores comenzaron a reagruparse, un equipo de ancianos, de viejos, acompañados por sus hijos, sus hijos, siameses, gemelos unidos entre sí, todos juntos, expectantes al momento, aquel día llegaría, ellos lo sabían, Lonestar, su Dios, se cobra los pecados por traición con la muerte venida del cielo.
Sasha y Misha no se preocupaban por el clon, sabían que el Mantyr lo había llevado sano y salvo al mar de los depresores, sabían que el clon había entendido su lenguaje visual y que había logrado acceder al interior. Al resto de cazadores no les hablaron de él, contaron el impacto de Lonestar en el cielo, la caída de cuerpos y las muertes sangrantes, pero no hablaron del clon, no era necesario que lo supieran, no era necesario que murieran más por esa razón, no hacia falta acelerar su condena, su aniquilación. El cielo, comenzó a poblarse de naves de cristal rojizo, como un manta cobriza de diamantes de rubí los cazadores, los siameses y siamesas estaban cubiertos por un bazar de joyas flotantes con capacidad de destrucción, ellas y ellos, cazadores y siameses, sabían que su momento había llegado, las niñas, Sasha y Misha, se desnudaron, se arrancaron la ropa, la piel,mostrando su cuerpo metálico, repleto de armas, en la intersección que las unian había un cañón, tenían que ser siamesas, tenían que poder ocultarlo,tenían que parecer humanas, eran androides de guerra,Lonestar las envió allí, a ellas, a ellos, androides de guerra caídos del cielo, los cazadores, las encontraron,les dieron un hogar, una apariencia, una felicidad

. Ahroz, su padre, les dijo que Lonestar los había enviado con ellos porque algún día la guerra se cerniría sobre su población y tendrían que hacer uso de aquello que ocultaban, revelar su verdadera apariencia, la forma de vida androide en el reinado de Ishtar era considerada una corrupción, estaba terminantemente prohibida la convivencia entre humanos y androides, en el mar de los depresores ellas adquirieron su imagen, ellas y sus hermanos, aprendieron a ser humanos, a ser débiles, a aparentar lo que no eran. A luchar por sus valores, a defender su vida, su vida, los cañonazos provenientes de las protuberancias rocosas comenzaron a sonar, derribando algunas naves de color rubí y esparciendo sus restos como una lluvia de diamantes, mientras los androides disparaban con sus armas al compás de los gritos de dolor de sus padres, los cazadores, siendo abatidos por las bolas de energía, impregnando de sangre y diamantes la tierra seca, marrón y amarilla, mientras los siameses defendían, luchaban por mantener su vida, su felicidad, ellos no sangraban, no gritaban, morían y caían con orgullo, como humanos, androides con alma, algunos recordaban momentos, otros, estallaban activando su programa de autodestrucción, Sasha y Misha, recordaban la mirada de su padre, recordaban cuando lo encontraron por primera vez, perdidas con sus hermanos, en el compartimento de armamento de la nave en la que viajaban, el viaje al mar depresor, recuerdos, sonidos de disparos, se quedan sin munición, sin energía, pero sonríen, no es una derrota, es una victoria, han luchado, como humanos, hasta el final, y esa libertad, es algo que nadie les arrebatará, y mientras una inmensa bola energía proveniente de la nave nodriza se acercaba a ellas, iluminando su rostro de un color rojizo, ellas pensaron en el clon, y una lágrima, de sangre, de satisfacción, broto de sus ojos, y de repente, luz, la bola de energía impactó contra ellas, una explosión que las deshizo en cenizas. El Sabhtak emergió de la cupula de su nave diamante y ordenó a toda la flota que realizaran una inspección a los alrededores y ,mientras él, contemplaba la zona dónde Lonestar había dejado su rastro, la sección 3,el embarcadero, los muertos, los clones, las probetas, una sonrisa se marcó en la comisura de los labios del Sabhtak, una sonrisa maliciosa y de control.

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